La rampa es un elemento arquitectónico que pocas veces le prestamos la atención que merece. Estamos acostumbrados a asociarlo a la hora de condicionar el edificio a lo que marca el código técnico, sin embargo, este elemento se puede convertir en una herramienta que potencie la percepción y experiencia dentro de un espacio.
Fue el arquitecto suizo Le Corbusier uno de los primeros arquitectos que reflexionó sobre la importancia de diferenciar la rampa de las escaleras, enunciando que «Las escaleras separan espacios, mientras que la rampa los une».
Con esta lección encontramos la Villa Savoye (1929-Paris) donde la distribución de la casa esta jerarquizado por una rampa y una escalera, ambas a pocos metros, sin embargo con funciones totalmente diferenciadas. Mientras la escalera se usa para un acceso rápido al espacio más privado de la casa, la rampa invita a fluir por todos los espacios públicos de la casa, uniéndolos y tranformándose la villa en una secuencia de espacios (vestíbulo-salón-terraza).
De igual manera, en la Villa Curutchet (1949-Buenos Aires) Le Corbusier hace uso de la rampa para unir el espacio público con el despacho del doctor (espacio público), mientras que para acceder al resto de la vivienda (espacio privado) es necesario hacerlo a través de las escaleras.
Así, gracias a la rampa, los edificios del arquiteto suizo se convierten en un recorrido controlado de espacios secuenciados, haciendo que la experiencia de habitarlos sea mucho más enriquecida y diferenciada.
Por otro lado, además de un recurso que ordena, la rampa tambien puede usarse como elemento protagonista. No hay mejor obra que refleje este protagonismo de la rampa que la piscina para los pingüinos del zoo de Londres proyectado por Luberkin en 1931.
De igual manera, otra obra que recuerda mucho a la obra inglesa (ya demolida) es el reciente Museo de la Memorio de Andalucia de Alberto Campo Baeza (2009, Granada), donde en un gran vacio hace uso de dos rampas entrelazadas que conquistan y llenan el espacio, convirtiendo así el vacio arquitectónico en una experiencia mucho más enriquecida.
Por último, llevando el concepto de la rampa al extremo podemos hacer que el edificio se convierta en una rampa interminable, jugando con plieges, despliegues y repliegues y creando un espacio único.
Ejemplo de esto es el proyecto del arquitecto holandés Rem Koolhaas para la biblioteca de Paris (proyecto que no fue ganador). La propuesta de este modo es un espacio abierto, sin límites, donde no existen apenas barreras (como puertas, tabiques o escalones) que fragmente el espacio. De esta forma, toda distribución y jerarquización del espacio se convierte en un juego de rampas y accesos que van ordenando los diferentes usos y ambientes.
Después de esto, podemos ver que la rampa puede ser un recurso con gran valor dentro de la arquitectura, haciendo que entren en juego conceptos como pliegues, despliegues, repliegues, planos, recorridos, fluidos, fisuras, brechas, doblar, horizontes, bucles y cientos de conceptos que forman parte del universo que forma la arquitectura.
¿Se os ocurre algún otro ejemplo de arquitectura con rampas?
Ana
May 14, 2013 -
Qué interesante… Estoy segura de que a partir de hoy veré las rampas con otra mirada.
Gracias por la entrada!
Pablo Madrid
May 14, 2013 -
Gracias Ana. 😀
oscar fariña
Nov 13, 2014 -
Un interesante artículo, otro ejemplo que me resulta fascinante y que tiene como gran protagonista a la rampa es la Rodoviária do Jaú, de Joao Villanova Artigas. Es interesante cómo se reconoce la condición topográfica accidentada, y mediante la segmentación de la funcionalidad, aparecen las rampas, y se introduce el espacio público bajo un gran techo. Una obra maestra de la espacialidad
Georgina
Abr 5, 2015 -
Me encanta la idea de incorporar una rampa dentro de una estancia a pesar de que ocupa más sitio que unas escaleras pero te quitas la idea de instalar adicionalmente un ascensor (con el coste posterior en mantenimiento). Lo tendré en cuenta si me hiciera en un futuro una casa. Creo que es lo más cómodo que hay pero nadie lo incorpora.