La casa sin fin actua como punto de reflexión en un momento donde existen dos maneras de ver el mundo:
La primera es desde el punto determinista: Laplace, capitán defensor de este equipo, anunciaba que cualquier cosa de este mundo se rige bajo leyes. Por ello, todo esta marcado por un sistema, de tal forma que si existiese una inteligencia absoluta, capaz de saber las leyes del universo, seria capaz dicha inteligencia de predecir cualquier momento del futuro, e incluso, entender tambien su pasado.
Acorde con esto, el ser humano, ante su limitada inteligencia, no es capaz de adelantarse al perente, y de aquí nace el estudio del azar y la probabilidad.
Esta idea a prioiri, no suena mal, sin embargo, cuando nos ponemos a profundizar, vemos que falla en varios campos, uno de ellos, nosotros, el ser humano. El ser humano es impredecible: le gobiernan emociones, sentimientos, contradicciones, es decir, un sistema totalmente anarquista, por lo que jamás será posible anteponerse a sus actos.
Por ello, Kiesler defendia más el otro grupo: el indeterminismo. Desde aqui se entiende el mundo como un flujo de acciones donde ni la más absoluta de las inteligencias es capaz de anteponerse. En decir, el mundo se percibe como un sistema abierto, con infinitas posibilidades y soluciones, donde la sociedad esta compuestas por personas diferentes e impredecibles.
Desde el punto de vista de la arquitectura estas ideas se pueden aplicar en ambos casos. La arquitectura pasada siempre fue rigida, pautada, ordenada, con una función y un programa único e invariable. Incluso en el modernismo, el gran choque en la historia de la arquitectura, esta sigue siendo determinista: las casas eran proyectadas por arquitectos de forma racional para un habitante objetivo, que poco se adaptaba a su modo de vida y que el arquitecto, gracias a su nueva obra, deba la oportunidad de aprender comportamientos que haría de su vida mucho más gratificante.
Vista del interior de la casa Farnsworth
Por ello, hoy en dia la arquitectura tiene que cambiar. La arquitectura ha de ser libre y abierta a una sociedad donde cada individuo es diferente. Debe estar expuesta al cambio, a nuevas formas de vivir el espacio, y capaz de adaptarse a las diferentes actitudes de los usuarios.
Vista del interior de la obra de Fujimoto
Me gustaría terminar este post con una frase final: «La obra no se completa con su construcción, sino que la acción de sus usuarios terminará indefinidamente de construirlo.»