Vivimos en una época marcada por los ordenadores, internet, la información, la comunicación, lo efímero, lo virtual. Cada vez es más normal tener identidades virtuales, Facebook, Twitter, blogs… lo cual hace que la vida día a día sea menos real y mas volcada  a lo virtual a la desmaterialización: los pagos y cobros se hacen con una moneda virtual, los supermercados ahora se instalan en servidores, la prensa se descarga, no se imprime, la música, las películas, los documentos, se han digitalizado, las cartas tienen forma de emails,  y sin embargo la arquitectura va muy por detrás, sin haber llegado a adaptarse a dicha virtualidad.

La nueva realidad se aloja en pequeños servidores

La nueva realidad se aloja en pequeños servidores

El arte de cierta forma, ya se ha adaptado a esta des-materialidad, apareciendo nuevas obras digitales, obras gráficas que han perdido toda materialidad, constituidas ahora por bytes. La música nace gracias a los últimos softwares que ofrecen infinitas posibilidades y las guitarras y baterías ya son cosa del pasado e incluso la prosa ya no es escrita sino tecleada.

Sin embargo en la arquitectura, seguimos haciendo casas pesadas, rígidas, estáticas, en un mundo en el que vivimos de manera liviana, actualizable, fluida. La arquitectura, como arte que es, debería introducir debates y nuevas formas de entender y responder a la realidad que vivimos, sin embargo, se muestra autista a ella, continuando su propio camino.

Asombra, e incluso preocupa, que el momento en el que más cerca estuvimos de esta realidad virtual fuera casi hace medio siglo, donde encontramos propuestas más radicales (incluso que las actuales) de la mano de grupos como Archigram. Ejemplo claro es Computer City, un manifiesto de ciudad virtual donde se introduce conceptos como software, hardware, efimeridad, virtualidad, flujos… conceptos que hoy parecen olvidados.

Computer City

Computer City

Esta claro que la arquitectura jamás se despojará de conceptos como la materialidad, la gravedad o la espacialidad. Sin embargo, debemos avanzar e investigar los límites que ofrecen estos conceptos e intentar superarlos, luchado por alcanzar una arquitectura que como tal decía el maestro alemán Van Der Rohe, «La arquitectura es la voluntad de una época traducida a un espacio», en este caso una época virtual e inmaterial.